Hoy, en adefinitivas, vuelvo con mi aportación mensual para dar un consejo a todos aquellos compañeros que empiezan en la profesión letrada. Dicho consejo es principalmente una palabra: paciencia.
No seré yo quien pueda hablar de una carrera profesional de muchísimos años, tampoco seré yo quien quiera dar lecciones a otros compañeros o a otros profesionales del derecho, pero sí que quiero ser yo el que el día de hoy alabe dicha palabra. Bendita paciencia.
La profesión letrada requiere de muchos aspectos. A veces amigos, familiares o conocidos me preguntan que como es mi día a día en el trabajo, que funciones realizo. Casi nunca se que decir ni que responder. Nosotros abogados captamos clientes, vamos al juzgado casi a diario, preguntamos por expedientes, tenemos citas con clientes, asistimos a vistas, tenemos que sentarnos a “escribir”, estudiamos, investigamos… en definitiva, suele ser una profesión bastante estresante. Y ahí es cuando muchos de nosotros no nos acordamos de esa palabra: paciencia.
Debe de ir de la mano nuestra siempre, aunque a veces nos cueste abrazarla. Por nosotros, por el cliente y por el sistema en general. Pero, ¿por qué?
En primer lugar, porque de todos los clientes que os encontrareis a lo largo de vuestra vida, algunos puede que os “saquen de vuestras casillas”. Al fin y al cabo, no dejamos de ser una profesión con gran puesta al publico, por lo que saber lidiar con ese tipo de personas será fundamental para no frustrarte en diferentes ocasiones por trabajo. Te cuestionaran tu trabajo, te atosigaran a llamadas y mensajes, te abonaran las minutas a su tiempo (no al tuyo, claro), te recomendaran como hacer tu trabajo y, en ocasiones, te culparan de que su problema no se haya resuelto conforme a su criterio.
Es en esos momentos precisos, en esos momentos esenciales de tu profesión, cuando desearas se de todo menos abogado. Y es en ese momento cuando debes de practicar dicha palabra, paciencia. Debemos de tener en cuenta que, aunque para nosotros sea algo nimio por importancia o volumen no debemos olvidar en ningún momento que, para el cliente, es probablemente el mayor problema en su día a día y que por ello está acudiendo a tu asesoramiento. Trata a los clientes a todos por igual, sea un tema difícil o sencillo, corto o largo, difícil o fácil, privado o de oficio, pues la importancia real del caso es la preocupación del cliente con su problema, y como solucionarlo. Si entiendes este extremo y así se lo consigues transmitir, te volverá a llamar
Ten paciencia en tu ascenso profesional. Ya trabajes para cuenta ajena o propia, los objetivos que debes marcarte siempre deben ser a corto o medio plazo. No pretendas terminar el máster o la carrera e ir a litigar a la Audiencia o hacer un recurso de casación. No pretendas que tus primeros clientes sean empresas grandes o complejos expedientes. Tenemos una profesión de muy largo recorrido, y si abrazas a la paciencia, todo llegará. Tendrás mil y una decepciones, mil y una frustración y tendrás mil y una equivocaciones. No importa, todos pasamos por ellas. Agarra fuerte los éxitos, son efímeros, y mientras tanto: paciencia.
Paciencia también contigo mismo. No descuides, nunca, tu entorno social. Tendrás días de frustración, de no querer trabajar o de no querer ver nada ni a nadie. Ese día ten paciencia contigo. No descuides tus obligaciones ni a tus seres queridos. Mantener tus relaciones sociales sanas influirá en tu producción profesional. Nunca olvides eso. Paciencia.
Paciencia con funcionarios y jueces. Ellos, aunque no lo creas, también la tienen contigo. Es cierto que nos encontraremos situaciones injustas y chocantes. Paciencia. Ellos tienen también su carga de trabajo, sus buenos y malos días, sus vidas personales llenas de muchos problemas que tú no tienes ni idea. Sé amable con ellos, se servicial y ayuda en todo lo posible. Será un ejercicio constante de paciencia tratar con ellos, pero como ves, la palabra está en todos lados.
Paciencia con tu “nivel” como abogado. Aquí las matriculas y sobresalientes ya no valen. En nuestra práctica diaria vamos a toparnos con experiencia, experiencia y más experiencia. ¿Que la formación constante es esencial? Sí, ¿que la experiencia diaria es fundamental en nuestra profesión? También. No queramos ser los mejores en el menor tiempo posible. Tengamos paciencia, con trabajo todo llega. Ejercemos una profesión en la que la experiencia es esencial, y experiencia y paciencia, van de la mano.
En definitiva, y como antes dije, abraza a la paciencia en tu día a día. Pues es la madre de las virtudes en una sociedad muy falta de ellas.
José Rey, abogado
3 de diciembre de 2019

Licenciado en derecho por la Universidad de Málaga, actualmente realizo el trabajo final del Máster en Derecho Penal y Política Criminal sobre los juicios paralelos en televisión y redes sociales.
Mientras estudiaba, participé en numerosos Torneos de Debate a nivel nacional, llegando a ser posteriormente Subdirector, profesor y formador de la Escuela de debate de Málaga Cánovas fundación.
Con la misma fundación, me formé en diversos talleres y títulos relacionados con el liderazgo y la comunicación además de con el trabajo en equipo.
Terminada mi carrera universitaria, pronto comencé a trabajar en un despacho de abogados en Málaga. Ejercí durante dos años como abogado en el mismo, ejerciendo las funciones tales del puesto, como redacción de escritos, estudio de temas, citas con clientes o realización de vistas entre otras.
A pesar de que la mayoría de mi tiempo lo he pasado siempre delante de los libros, siempre he tenido tiempo para el deporte, siendo miembro de equipos de baloncesto y partícipe en ligas provinciales desde muy pequeño, siendo hoy en día, mi mayor afición.