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Patriarcado y techo de cristal en el sector jurídico de Argentina. A cargo de Gladys Stoppani

AD 81/2022

Patriarcado y techo de cristal en el sector jurídico de Argentina

Resumen

¿El patriarcado y el techo de cristal existen hoy en día en la sociedad y en particular en el sector jurídico? ¿Qué ocurre al respecto en Argentina? ¿En caso afirmativo, qué podría hacerse para que ello no suceda? ¿Es de actualidad escribir un artículo sobre este tema luego de décadas de luchas feministas? Estas y otras son algunas de las preguntas retóricas que me han llevado a escribir este artículo, ya que, si bien es cierto que en el sector jurídico se observa que las mujeres representamos un mayor número que en tiempos pasados, por lo que podríamos decir que hay una cierta paridad, paridad no necesariamente significa igualdad. Lo anterior, ya que las promociones a los puestos más altos no suelen ser equivalentes. Existe un problema real vinculado al número de abogadas en los estudios en comparación al número de socios y de colegas mujeres que llegan a serlo. Lo mismo se observa en el Poder Judicial de la Nación, en la Administración Pública Nacional y en otros ámbitos laborales. En este trabajo, nos ocuparemos de estudiar si el impacto del patriarcado y del techo de cristal existen en el sector jurídico argentino y, en tal caso, cómo se manifiestan. Asimismo, se efectuarán propuestas para contribuir a la eliminación de esta problemática. A tal fin, en primer lugar, se realizarán precisiones conceptuales de algunos de los diferentes términos que se utilizarán a lo largo del trabajo para una mejor comprensión de quien lea este, posteriormente, estudiaremos si el patriarcado continúa existiendo hoy en día o no, los diferentes tipos de este, las mujeres colonizadas, la influencia de este en los estereotipos y la relación de todo esto con el feminismo. A continuación, se analizará el impacto del patriarcado en los bufetes de abogados, en la justicia y en la Administración Pública, para luego en el último punto, finalizar con conclusiones y propuestas.

Palabras clave: mujeres, feminismo, patriarcado, techo de cristal, género, brecha de género, estudios de abogados, bufetes de abogados, poder judicial, Argentina, América Latina, administración pública.

1.- Introducción

¿El patriarcado y el techo de cristal existen hoy en día en la sociedad y en particular en el sector jurídico? ¿Qué ocurre al respecto en Argentina? ¿En caso afirmativo, qué podría hacerse para que ello no suceda? ¿Es de actualidad escribir un artículo sobre este tema luego de décadas de luchas feministas? Estas y otras son algunas de las preguntas retóricas que me han llevado a escribir este artículo.

Si bien es cierto que en el sector jurídico se observa que las mujeres representamos un mayor número que en tiempos pasados, por lo que podríamos decir que hay una cierta paridad, paridad no necesariamente significa igualdad. Lo anterior, ya que las promociones a los puestos más altos no suelen ser equivalentes. La abogacía es una profesión liberal en la cual se juega mucho más la individualidad, lo cual, no necesariamente garantiza la igualdad de progresión en la carrera profesional. Existe un problema real vinculado al número de abogadas en los estudios en comparación al número de socios y de colegas mujeres que llegan a serlo. Lo mismo se observa en el Poder Judicial de la Nación, en la Administración Pública Nacional y en otros ámbitos laborales.

Ahora bien, cabe preguntarse, si existe una voluntad real tanto en el sector público como privado de cambiar las cosas, ¿por qué eso no se lleva a la práctica y se cambia esta realidad? Este no es un problema solamente del sector jurídico argentino, sino que también sucede en otros países como España, Francia y tantos más.

El patriarcado significa una toma de poder histórica por parte de los hombres sobre las mujeres cuyo agente ocasional fue el orden biológico si bien elevado este a la categoría política y económica. Para otras feministas el patriarcado es la manifestación e institución del dominio masculino sobre las mujeres y los/as niños/as de la familia dominio que se extiende a la sociedad en general e implica que los varones tienen poder en todas las instituciones importantes de la sociedad y que se priva a las mujeres del acceso a las mismas, pero no implica que las mujeres no tengan ningún tipo de poder ni de derechos, influencias o de recursos[1].

Existen dos tipos de patriarcado, el patriarcado de coerción y el de consentimiento. Esto no sólo impacta en los varones que actúan conforme el mismo sino también las mujeres denominadas colonizadas por el este[2]. Lo anterior, lleva a la creación de estereotipos y posteriormente de un conjunto de reglas no escritas que conforman el techo de cristal. Toda esa cosmovisión patriarcal se conforma desde la primera célula de la sociedad, la familia, sigue con los grupos de pertenencia, los medios de comunicación, las instituciones educativas, la legislación, etc. Del otro lado, estamos todo el resto de las mujeres a quienes se nos quiere someter bajo estereotipos ya preconcebidos. Esto va a impactar no solo en las diferentes profesiones que las mujeres desarrollemos, en este caso, en la abogacía.

En este trabajo, nos ocuparemos de estudiar si el impacto del patriarcado y del techo de cristal existen en el sector jurídico argentino y, en tal caso, cómo se manifiestan. Asimismo, se efectuarán propuestas para contribuir a la eliminación de esta problemática.

A tal fin, en primer lugar, se realizarán precisiones conceptuales de algunos de los diferentes términos que se utilizarán a lo largo del trabajo para una mejor comprensión de quien lea este trabajo, posteriormente, estudiaremos si el patriarcado continúa existiendo hoy en día o no, los diferentes tipos de este, las mujeres colonizadas, la influencia de este en los estereotipos y la relación de todo esto con el feminismo. Todo lo hasta explicado en ese punto, va a ser el origen del techo de cristal para las mujeres en las diferentes tareas o profesiones que desarrollen, en el caso que nos ocupa puntualmente en el sector jurídico en Argentina. Para demostrarlo, a continuación del este, se explicarán y mostrarán ejemplos del impacto del patriarcado en los bufetes de abogados, en la justicia y en la Administración Pública, para luego en el último punto, finalizar con conclusiones y propuestas.

Previo a comenzar con el desarrollo de los puntos antes mencionados, cabe señalar, que los datos públicos a los que se pudo acceder al estudiar el techo de cristal en el sector legal en Argentina son escasos. Si bien la primera idea de esta autora fue el hacer un análisis del techo de cristal en el sector jurídico en Argentina: el ámbito empresarial, incluidos los estudios de abogados, la Administración Pública Nacional (en adelante APN), el Poder Legislativo Nacional y el Poder Judicial de la Nación, fue sólo en este último dónde se encontraron datos más precisos y completos.

En lo que hace a los estudios jurídicos se encontraron porcentajes relativos a los diferentes países de América Latina, España, Francia y Estados Unidos. Respecto a la APN se encontró un informe realizado en 2021 por la Secretaría de Gestión y Empleo Público de la Nación en la que se hace un análisis, pero sin especial foco en el sector legal. Sin perjuicio de ello, igualmente se va a mencionar dicho trabajo por dos razones. En primer lugar, porque entre el personal de la APN también estarían incluidas las abogadas y, por otro, porque ese informe refleja datos similares a los que se observaron en los estudios jurídicos y el Poder Judicial de la Nación en lo que hace al techo de cristal y la brecha de género.

Ahora bien, en lo que hace a las empresas[3] y al Poder Legislativo Nacional[4] (en adelante PLN), si bien se encontró información vinculada a la paridad de género, incluso normativa, no se pudo obtener información respecto a los porcentajes de abogadas que llegan a ocupar cargos jerárquicos. Así pues, se decidió no abordar este tema en las empresas ni en el PLN para no perder el foco del objetivo de este trabajo.

2.- Algunas precisiones conceptuales

Antes de abordar este tema es necesario, a los fines de una mejor comprensión, realizar algunas precisiones conceptuales de algunos de los diferentes términos que se utilizarán. Quien esté leyendo este artículo habrá escuchado numerosas veces términos como: brecha de género, techo de cristal, patriarcado, entre otros. Ahora bien, ¿en qué consiste cada uno de ellos? Al estudiar estas temáticas puede observarse que definir cada uno es una tarea compleja. En virtud de ello y en mérito a la brevedad se hará en este punto sólo una primera aproximación a los mismos.

Así pues, ¿qué es la brecha de género? “Es una construcción analítica que mide la variación de una variable en relación con el género. Puede verse en la participación, acceso, permanencia, remuneración, etc”[5].

Por su parte, el término “techo de cristal” es un “concepto surgido en los años ´80 en EE.UU. para referirse a las barreras invisibles que impiden el ascenso de las mujeres hacia puestos de alta dirección en empresas y otras organizaciones. Es invisible porque no existen normas que impongan una limitación explícita en la carrera laboral de ninguna persona, pero opera como una construcción social que establece los roles esperables de las mujeres en relación con el espacio público y el privado”[6].

A diferencia de lo anteriores, el de patriarcado es un concepto antiguo, este se vincula con un sistema de poder y, por ende, de dominio del hombre sobre la mujer. Se trata de un sistema que justifica la dominación sobre la base de una supuesta inferioridad biológica de las mujeres, tiene su origen histórico en la familia cuya jefatura ejerce el padre y se proyecta a todo el orden social, existe también un conjunto de instituciones de la sociedad política y civil que se articulan para mantener y reforzar el consenso expresado en un orden social, económico, cultural, religioso y político, que determina que las mujeres, como categoría social siempre estarán subordinadas a los hombres aunque pueda ser que una o varias mujeres tengan poder, hasta mucho poder, o que todas las mujeres ejerzan cierto tipo de poder como lo es el poder que ejercen las madres sobre los/as hijos/as”[7]. Volveremos sobre este tema en el punto siguiente.

Para abordar el concepto de género, nos parece importante citar la explicación que Alicia Puleo, da al respecto. Sobre el particular, la filósofa antes citada expresa “en las últimas décadas, se ha tendido a reemplazar el término patriarcado por el de sistema de género (o de sexo-género). Esta sustitución ha sido y es discutida en los ámbitos de pensamiento feminista con diversas y fundamentadas razones que no puedo aquí desarrollar por razones de espacio. Para muchas personas, entre las que me incluyo, el concepto de género como construcción cultural de las identidades y relaciones de sexo puede ser de utilidad para la comprensión de la organización jerárquica patriarcal si no se abandona el talante crítico feminista que pone de relieve la persistente desigualdad entre los sexos. La reacción indignada de tantos articulistas y literatos ante la generalización del uso de este término me ha reforzado en tal convicción”[8]

Ahora bien, explicado lo que antecede, cabe preguntarse qué son los estereotipos de género. Éstos son el conjunto de ideas preconcebidas utilizadas para explicar los comportamientos de las personas, es decir, cómo deben comportarse, los papeles que deben desempeñar en el trabajo, la familia, el espacio público y cómo deben relacionarse entre sí, de acuerdo con el género al que pertenecen[9]

Luego de esta breve explicación de algunos de los diferentes conceptos, en el punto siguiente, estudiaremos si el patriarcado continúa existiendo hoy en día o no, los diferentes tipos de este, las mujeres colonizadas, la influencia de este en los estereotipos y la relación de todo esto con el feminismo.

3.- Patriarcado, estereotipos y feminismo

En el punto precedente expresamos una primera definición del concepto de patriarcado. Alicia Puleo en uno de sus artículos se pregunta, por un lado, si el patriarcado continúa existiendo o si actualmente ha desaparecido y, por otro, si este es propio solamente de países lejanos o de épocas remotas de la Historia. Al respecto señala que conforme la definición antropológica del concepto en estudio, la cual explicamos en el punto que antecede, se llegó a la conclusión de que “…todas las sociedades humanas conocidas, del pasado y del presente, son patriarcales. Se trata de una organización histórica de gran antigüedad que llega hasta nuestros días”. Lo anterior, sin perjuicio de que “…no todas las sociedades se ajustan a la definición de patriarcado de la misma manera ni con la misma intensidad”[10].

Asimismo, hace referencia a patriarcados de coerción y patriarcados de consentimiento. En los primeros la sociedad de que se trate tiene reglas muy rígidas y el desobedecerlas trae como consecuencia incluso la muerte de la mujer. Los segundos, en cambio, son los patriarcados de las sociedades desarrolladas. En ellos, “la coerción deja lugar a la incitación. Así, no nos encarcelarán ni matarán por no cumplir las exigencias del rol sexual que nos corresponda. Pero será el propio sujeto quien busque ansiosamente cumplir el mandato, en este caso a través de las imágenes de la feminidad normativa contemporánea (juventud obligatoria, estrictos cánones de belleza, superwoman que no se agota con la doble jornada laboral, etc.)”[11].

Las mujeres, somos las que a lo largo de los años lideramos “la lucha antipatriarcal porque somos las que sufrimos la asimetría socio-económica-cultural”. Tal como explica Enrique Stola, psiquiatra especialista en género, resulta inútil explicarles a muchos varones que no resultaran perjudicados por el ejercicio de los derechos de las mujeres, ya que éstos con su mentalidad machista consideran perjudicial la pérdida de sus históricos privilegios. Este colectivo machista está conformado por los varones que intentan activa y conscientemente sostener la dominación masculina y la subordinación de las mujeres. A su vez, aunque parezca increíble, estos varones cuentan con el apoyo de mujeres que fueron colonizadas por el patriarcado y que gozan por extensión de los privilegios masculinos y tienen palabras descalificatorias hacia la lucha de sus congéneres[12].

Entre los grupos machistas, según el autor antes mencionado, está el de los humoristas, que cuentan chistes homófobos, sexistas, racistas y clasistas; los ingenuos, que se preguntan ¿y ahora qué quieren?; los explicadores, que tratan de decirle a las feministas cómo tienen que comportarse; los que ejercen violencia de género extrema contra las mujeres llegando incluso al asesinato[13].

A los grupos antes mencionados se agrega el de los varones que tratan de dividir a las feministas con el amplio movimiento de mujeres bajo la acusación de “hembristas”, “feminazis”, “feministas radicales”, “gestapo feminista”, “fanáticas feministas”, “feministas que odian a los hombres”; o que sugieren que “‘las feministas deben cuidar que su brazo fundamentalista no se los coma’”[14].

En efecto, tal como también explica Puleo, lamentablemente, “‘feminista’ es utilizado como un insulto contra los que creen que la igualdad entre los sexos es un legado y una promesa del pensamiento democrático”[15].

Ahora bien, el sistema patriarcal se reproduce en los medios de comunicación, instituciones en general, escuelas e instituciones educativas, juegos y juguetes, lenguaje, familias y grupos de pertenencia.

Esto impacta en los roles y estereotipos de género, los cuales, obedecen a prácticas sociales y son producidas y reproducidas bajo relaciones específicas entre las personas en un contexto histórico y cultural determinado[16]. Los estereotipos se definen entre los 5 y 7 años. A los estereotipos se le suman los prejuicios de género y eso va a traer aparejado el sesgo de razonamiento, poniendo a la persona en jaque contra sus más profundas creencias.

Para demostrar esto, en una escuela se realizó un video denominado “Inspirando al futuro sin estereotipos”. En este, se muestra una clase de un colegio para niños/as de entre 4 y 5 años. Las maestras les piden, sin definir el género, que dibujen a gente que se desempeñe en las siguientes profesiones: bombero, piloto de avión y médico cirujano. Llamativamente 61 alumnos dibujan a figuras masculinas vestidos con los trajes típicos de esas diferentes profesiones y sólo 5 dibuja mujeres. A continuación, las maestras les dicen que ahora podrán conocer a algunas personas que se desempeñan en esas profesiones y, entonces, entran al aula cuatro mujeres que las desempeñaban vestidas con sus ropas de trabajo y se presentan al curso. La primera reacción del alumnado fue de sorpresa y la segunda decirles a las mujeres que no podía ser cierto, que seguramente estaban disfrazadas[17].

Si bien, nuestra sociedad está atravesando un proceso incipiente de ruptura de estereotipos rígidos ligados al género, aún queda mucho por hacer, de allí la importancia de que las familias, la escuela y demás instituciones públicas y privadas sean protagonistas de este proceso de cambio y promuevan relaciones de género igualitarias y democráticas.

Todo lo hasta aquí explicado, como quien está leyendo este artículo inferirá, va a ser el origen del techo de cristal para las mujeres en las diferentes tareas o profesiones que desarrollen, en el caso que nos ocupa puntualmente en el sector jurídico en Argentina.

A continuación, se explicarán y mostrarán ejemplos del impacto del patriarcado en los bufetes de abogados, en la justicia y en la Administración Pública.

4.- Techo de cristal en el sector jurídico en Argentina

Por los motivos explicados en la introducción de este trabajo, en este punto se analizará el techo de cristal en el sector jurídico en Argentina, circunscribiendo el abordaje de este tema a los datos obtenidos con respecto a los estudios jurídicos, al Poder Judicial de la Nación y a la Administración Pública Nacional (APN).

En lo que hace a la diversidad de género en los principales bufetes de abogados de América Latina, según el ranking 2021 de Chambers & Partners para esta región, solamente el 19% de los profesionales incluidos en el ranking son mujeres. Si bien en ciertas prácticas, como propiedad intelectual, la presencia de mujeres es mayor, hay otras, como por ejemplo el derecho corporativo o tributario en que la presencia femenina está muy disminuida[18].

De los números por país surge que en los despachos de abogados de países como Cuba (63%), Nicaragua (46%) y República Dominicana (43%), hay más presencia de mujeres incluidas en los ránquines, mientras que México (9%), Chile (12%) y Argentina (13%) dicha participación femenina es considerablemente menor al promedio regional[19].

A su vez, del relevo realizado a los fines de este trabajo en junio de 2022 en los sitios web de los principales estudios jurídicos de Argentina se observa que el promedio de socias en éstos va desde un 11% a un 21%.

En España, por ejemplo, sucede algo similar a lo informaba la Chambers para América Latina, sólo el 19% de los socios de los principales estudios jurídicos de dicho país son mujeres, a pesar de que conforme surge de las plantillas de dichos estudios, el 50% de sus juristas son mujeres[20].

Lo que se desconoce en Iberoamérica, atento a que no hay datos públicos, es el porcentaje del equity que representan las mujeres en los estudios jurídicos. Es decir, cuánto poder final de decisión tienen en sus organizaciones según su participación en el capital aquellas abogadas que son socias de cuota. Lo anterior es importante, ya que está claro que una tenencia del equity inequitativa puede seguir siendo un factor determinante en el techo de cristal de nuestra profesión, más allá de que en una primera impresión pareciera que con el sólo hecho de haber alcanzado la categoría de socia, la mujer ya ha roto dicho techo[21].

En Estados Unidos, por ejemplo, según se desprende de datos de 2017 y 2018 de Mc kinsey y de PwC, únicamente el 19% de los equity partners eran mujeres, las cuales, poseían un 29% menos de posibilidades que los hombres de alcanzar el primer nivel del partnership[22].

En los estudios jurídicos en Argentina se observa que algunas colegas luego de trabajar varios años, sobre todo en los estudios más importantes, deciden renunciar, por varios motivos. Por un lado, por la cantidad de horas de la jornada laboral, la cual suele consistir en una jornada promedio de 10 horas o más y que muchas veces incluye los fines de semana o seguir trabajando cuando se llega al hogar, dependiendo de la complejidad del tema y la urgencia. Si bien, la facturación al cliente del trabajo del profesional es por tiempo, algunas veces eso se ve reflejado magramente tanto en pago del salario mensual como en el bono de fin de año que se le da al abogado a modo de reconocimiento por su desempeño.

A esto se suma la brecha de género, lo que hace que, por un lado, si bien la gran carga horaria de trabajo también la tienen los colegas hombres, el salario y los bonos que estos reciben muchas veces es mayor que el de sus colegas mujeres. A su vez, la otra cara de la moneda de esta brecha consiste en que la promoción de las mujeres en los estudios es mucho más lenta que la de sus colegas hombres. Es algo corriente el ver abogadas muy competentes y con ambiciones profesionales que después de estar 10 o 15 años sin ascender más allá de la posición de asociadas deciden renunciar para trabajar en otro bufete, abrir los suyos propios o trabajar en una empresa, la cual, algunas veces suele ser cliente de ese estudio, o desempeñarse en la APN, el Poder Judicial o en el Poder Legislativo, en dónde si bien el trabajo también puede a llegar a ser mucho, las jornadas de trabajo de 10 o más horas dependerán del área en la que se trabaje y la responsabilidad que se tenga.

A todo esto, también se agregan en ciertos casos los chistes, los comentarios sexistas y los tratos inadecuados. Como es de imaginar, esto último no sucede solamente en algunos estudios jurídicos sino también en otros ámbitos de trabajo en los que una abogada se pueda desempeñar.

Ahora bien, lo anterior es la información atinente a la actividad privada en los bufetes de abogados, pero qué sucede por ejemplo con el techo de cristal en el Poder Judicial de la Nación en Argentina.

Al respecto, cabe hacer mención al encuentro sobre “Techo de cristal en la justicia: diagnóstico y propuestas para políticas igualitarias”, que fuera organizado por el Ministerio Público de la Defensa de la Nación (MPD) con motivo de conmemorarse el Día Internacional de la Mujer, en el cual se abordó el tema de la paridad de género en la justicia y las limitaciones que se enfrentan las mujeres que participan en concursos públicos de antecedentes y oposición para acceder a los cargos más altos de la carrera judicial en Argentina[23].

Los resultados de la investigación que presentó Raquel Asensio, coordinadora de la Comisión sobre Temáticas de Género de la Defensoría General de la Nación (DGN), sugieren la presencia de una clara dificultad de acceso a los cargos jerárquicos por parte de las mujeres. Lo anterior, si se toma en cuenta la pérdida de puntos porcentuales de integración de mujeres a medida que se avanza en la carrera. Así pues, las mujeres configuran el 58% del total de integrantes del MPD, pero solo ocupan el 37% de cargos de magistrados/as, el 56% de cargos de funcionarios/as y el 44% de personal de servicios auxiliares (ordenanzas). La mayor cantidad de mujeres son empleadas del agrupamiento técnico-administrativo (66%)[24].

Por su parte, Natalia Gherardi, directora ejecutiva del Equipo Latinoamericano de Justicia y Género (ELA) basándose en una investigación de dicho equipo, afirmó que “pese a la existencia de leyes de cupo y de paridad de género, a lo largo de los últimos 10 años hubo pocos cambios en la representación de las mujeres en instancias de decisión…”, por lo que “…deben profundizarse las estrategias para promover a las mujeres y otros colectivos en espacios de decisión para mejorar la representatividad democrática”[25]

Según Stella Maris Martínez, defensora general de la Nación, actualmente, ocho de cada diez ternas confeccionadas por el MPD para cargos de defensor/a están integradas por mujeres, pero una vez que se elevan al Poder Ejecutivo solo el 27% son designadas[26].

Entre los cargos de magistrados/as del Ministerio Público de Defensa de la Nación, donde se hace mayor la brecha de género es en el fuero federal (30% de mujeres designadas) y en la Defensoría General de la Nación (27%). En contraposición, las mujeres fueron nombradas en más oportunidades en el fuero ordinario (42%), especialmente en las defensorías de menores e incapaces[27].

A su vez, las mujeres representan un tercio de quienes se inscriben en los concursos y aprueban los exámenes. Este dato sugiere que tal vez las mujeres verían resentidas sus posibilidades reales de crecimiento profesional por las responsabilidades familiares y de cuidado que asumen[28].

En virtud de lo antes mencionado, la defensora general de la Nación propuso que las autoridades del Poder Ejecutivo Nacional “antes de enviar un pliego para su aprobación, deberían ponderar cómo es la configuración del mapa de género respecto a magistrados/as en la jurisdicción que se concursó, si no, la situación no se va a modificar”[29].

Ahora bien, ¿de qué manera podemos romper el techo de cristal? Tal como señalara en dicho encuentro Gabriela Vázquez, jueza de la Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo, “esta cuestión es una de las patas que necesitamos para suprimir la justicia patriarcal. La otra es que se concrete el juzgamiento con perspectiva de género, pero no alcanza con conocer las normas jurídicas (tratados internacionales y leyes domésticas) si no se desarrollan habilidades que faciliten la identificación de situaciones de discriminación estructural”.

En lo que hace a la Administración Pública Nacional (APN), del análisis de la “Brecha de Género en la Administración Pública Nacional” presentado por la Secretaría de Gestión y Empleo Público de la Nación surge que existe paridad de género en el personal civil del sector público nacional que no detenta funciones ejecutivas o de conducción, pero que la brecha de género se aprecia en los cargos de alta dirección pública y en las autoridades superiores, acrecentándose esta brecha a medida que se asciende en la escala jerárquica de los cargos. La evolución temporal de las brechas es desfavorable sólo para los cargos de ministros/as que presentan niveles más bajos que los de 2009. El “techo de cristal”, por su parte, se manifiesta tempranamente: se advierte a partir de los cargos de dirección simple[30].

En los cargos extra escalafonarios la brecha disminuye en una proporción mayor que en aquellos que no lo son: hay una tendencia creciente a incorporar mujeres en los equipos de asesores de gabinete, observándose una profunda discrepancia en las brechas de género por tipo de cargo en cada agrupamiento: es mucho más amplia en los cargos más altos[31].

A la vez que, el “techo de cristal” es muy marcado en el acceso a los cargos más altos: titularidad de ministerios en el caso de autoridades superiores y direcciones nacionales en el caso de la alta administración pública[32].

Las hipótesis posibles, según el informe, podrían ser: 1) la reproducción en los criterios de reclutamiento con sesgo de género: como los cargos más altos se ocupan mayoritariamente con varones se verifica un reclutamiento sesgado; 2) las autolimitaciones de las mujeres derivadas de las diferencias sociales entre el balance que realizan varones y mujeres sobre el tiempo dedicado al mundo público y al privado; 3) las formas masculinizadas del ejercicio del rol derivado de los cargos, es decir la distinción entre posición y rol. Es decir, como las posiciones se ocuparon tradicionalmente por varones, el ejercicio del rol que se desprende de esas posiciones está muy asociadas a atributos socialmente percibidos como masculinos que no resultan atractivos para las mujeres[33].

Hemos visto en este punto cómo el patriarcado influye las posibilidades de desarrollo profesional de las abogadas en Argentina al crear el famoso techo de cristal. Ahora bien, el patriarcado no sólo estaría presente en el lugar de trabajo de la abogada sino también muchas veces en su ámbito familiar, en sus amistades o conocidos, ya desde su formación y durante su vida profesional.

Los casos en el ámbito laboral y en otros son innumerables e imagino que a quienes estén leyendo este artículo se le vendrán a la memoria muchos de los que hayan vivido, sido testigos o tomado conocimiento a través de otras personas.

Son casos de patriarcado de consentimiento, en los cuales la abogada padece los intentos de sometimiento patriarcal tanto sea que sumisamente consienta, a los fines de poder insertarse con su entorno laboral, familiar y con demás miembros de la sociedad, como en el caso de que decida oponer resistencia para continuar con su carrera, su formación y su vida familiar como ella lo desea.

La sumisión ante la opresión va a tener un impacto tanto en la salud física y mental como en el desempeño laboral, porque la abogada se encontrará constreñida y limitada en sus posibilidades de desarrollo profesional. Por otro lado, en el caso que decida optar por rebelarse a ese patriarcado, la rebeldía ante el mismo también tendrá un precio (v. gr. renuncia al lugar de trabajo; necesidad de reconversión; despidos; problemas familiares, incluidos divorcios; cambio de gente conocida; etc.). Tal como puede apreciarse, esa decisión valiente se termina pagando cara.

Hay varones que parecieran sentirse amenazados con que las abogadas tengamos igual o más capacitación que ellos, sean colegas o no, hay otros, a su vez o que también, tratan de ponernos a las mujeres en un lugar de objeto sexual, escindiendo la intelectualidad de ésta y nuestra preparación y así muchos ejemplos más. A esto se suman las mujeres colonizadas, que muchas veces hacen comentarios o tienen acciones peores que los varones hacia sus congéneres.

Para Fleur Jourdan, una de las causas de todo esto, es la existencia de una serie de “sistemas colectivos” en funcionamiento, que permiten que perdure el techo de cristal. Particularmente, hay sistemas de cooptación que favorecen a los hombres porque es con ellos que pasaremos el tiempo por la noche, los fines de semana. Como resultado, las empleadas abogadas, porque no tienen estas perspectivas, tampoco terminan haciendo negocios o creando su propia empresa[34].

Otro punto para agregar es que antes, había que tener una carrera, demostrar que una mujer podía hacer como un hombre. Ahora los/as jóvenes quieren saber que hará la empresa, estudio jurídico, o el ámbito laboral de que se trate por su desarrollo personal y por la sociedad[35]

Los clientes y la sociedad, por otro lado, ya no quieren ver sólo socios hombres o en puesto jerárquicos sólo hombres, quieren equipos con mujeres también, en los que haya diversidad[36]. Para no perder talentos, es importante hacernos sentir a las mujeres que tenemos posibilidad de hacer una carrera dentro de la firma, empresa u organización que sea.

Ahora bien, ¿Cómo romper este techo de cristal que resiste? Seguidamente, las conclusiones y las propuestas a tal fin.

5.- Conclusiones y propuestas

En este trabajo hemos visto como el patriarcado – en el caso de las sociedades occidentales, el patriarcado de consentimiento- y los estereotipos entre otros factores, terminan conformando un techo de cristal, ese conjunto de normas no escritas en el interior de las organizaciones que nos dificulta y, en algunos casos, hasta nos impide a las abogadas el tener acceso a altos puestos, retardando o limitando nuestro avance en la escala laboral.

            Como se mencionó en los puntos que anteceden, numerosos son los obstáculos -basados en estereotipos que se originan incluso en el entorno familiar, educativo, además del laboral- que se presentan en el desarrollo profesional de las abogadas.

Algunos de ellos son: 1) que las estructuras jerárquicas de las organizaciones privadas o públicas se rigen en su mayoría por reglas masculinas; 2) que aún tiene predominio el estereotipo que vincula al hombre en los puestos más altos, sea como juez, socio, ministro, directivo, etc.; 3) que las abogadas también enfrentamos obstáculos internos y externos producto de una educación androcéntrica y sexista y de la estructura social; 4) que la designación para ocupar los más altos puestos no se hace sólo por los méritos sino también por elección y que en ello tienen importancia las actividades y redes sociales que los hombres llevan a cabo una vez finalizado el horario laboral. En esto las mujeres quedamos excluidas, sea porque tenemos que atender a nuestra familia o porque son actividades deportivas en las que no podemos participar; 4) el difícil equilibrio y a veces la elección que las abogadas tenemos que hacer entre nuestra vida laboral y personal, tanto sea que tengamos o no hijos ya que se suele pensar que para subir en la estructura piramidal se debe ceder casi completamente la vida personal, pero a veces, como consecuencia del patriarcado imperante y del techo de cristal, ni eso alcanza.

Las consecuencias de la iniquidad entre hombres y mujeres abogados suelen ser la escasa diversidad de los grupos de trabajo en los puestos más altos; la desmotivación; la disminución de la productividad; la falta de oportunidad para nosotras las abogadas y la pérdida de talento en las organizaciones.

Frente a esta problemática es necesario, entre otras cosas, impulsar la igualdad de género a través de la toma de medidas para empoderar a las mujeres, incluyendo metas para aumentar la representación de las abogadas, en este caso, en los altos puestos. Lograr compromisos tanto en el ámbito privado como público para la prevención y eliminación de todas las formas de discriminación, comenzando por la igual remuneración por igual trabajo; tener medidas concretas contra el hostigamiento o acoso sexual en el ámbito laboral; elaborar programas de capacitación y concientización institucional; facilitar que las abogadas puedan lograr un balance entre la vida laboral y familiar. También, se necesita continuar con políticas públicas y medidas afirmativas desde los distintos niveles de gobierno.

A su vez, para superar esto, las mujeres necesitamos, entre otras cosas, traspasar los códigos, como tan bien lo vienen haciendo los hombres hace siglos. Necesitamos mirar hacia arriba y no ver sólo a los hombres, porque de lo contrario pensaremos que no tendremos lugar en lo más alto de las jerarquías. Necesitamos ver a otras mujeres abogadas en puestos jerárquicos y preguntarnos: si ellas lo lograron ¿por qué yo no? Y no pensar que por más esfuerzos que hagamos habrá un conjunto de reglas no escritas que no nos permitirá llegar a los puestos más altos. Tenemos que seducir a las nuevas generaciones, trabajar en la sensibilización de la problemática y trabajar por el bienestar, el equilibrio del tiempo de vida, el significado en el trabajo, bajo pena de perder todos los talentos en el trabajo, femenino y masculino[37].

Como se señalara en puntos precedentes, antes, había que tener una carrera, demostrar que una mujer podía hacer como un hombre. Ahora los/as jóvenes quieren saber qué hará la empresa, estudio jurídico, o el ámbito laboral de que se trate por su desarrollo personal y por la sociedad.

Los clientes y la sociedad, por otro lado, ya no quieren ver sólo socios hombres o en puesto jerárquicos sólo hombres, quieren equipos con mujeres también, en los que haya diversidad[38]. Para no perder talentos, es importante hacernos sentir a las mujeres que tenemos posibilidad de hacer una carrera dentro de la firma, empresa u organización que sea.

Por otro lado, al igual que sostienen otras colegas, nos parece importante la existencia de cuotas para superar el techo de cristal. Hace algunos años estábamos en contra, porque pensábamos que con el mérito y la competencia era suficiente y que las cosas cambiarían por sí solas. Actualmente, estamos a favor, porque la experiencia nos ha hecho comprender que ningún techo de cristal se rompe sin voluntarismo[39].

Además de lo antes mencionado, resulta importante tener en cuenta que, como señala Amelia Valcárcel, “… el acceso a la igualdad pasa tanto por la democracia paritaria y el empleo femenino como por el reconocimiento de la individualidad y del mérito en las mujeres y que un buen comienzo es la práctica de la solidaridad entre las mismas mujeres (excepto en el caso de que ésta implicara apoyo a medidas o ideologías contrarias a la emancipación)”[40], lamentablemente, a veces se observan obstáculos para esta solidaridad, que terminan generando una rivalidad entre las mujeres, consecuencia de la “falta de autoconciencia de pertenecer a un colectivo históricamente discriminado”[41].

En efecto, hay veces en que, como señalaba Alborch en una de sus conferencias, “los sentimientos y las relaciones entre nosotras son ambivalentes”, y es por eso, que ella considera que “es muy interesante tenerlo en cuenta, porque precisamente ahora que nos encontramos en el mundo exterior tenemos que competir no tanto por un hombre, sino por un trabajo bien remunerado al que tenemos derecho a acceder o incluso por el poder, ya que también podemos ser ambiciosas. Y para realizar todas esas ambiciones y muchas otras tenemos que competir, entonces, no sólo con hombres, sino también con mujeres, y no pasa nada porque compitamos entre nosotras siempre y cuando compitamos con lealtad, al igual que deben hacer los hombres cuando compitan bien entre ellos, bien con nosotras”[42].

Es por ello que resulta de importancia el promover la colaboración entre nosotras las abogadas, a través de asociaciones o de espacios en asociaciones ya existentes o directamente en los ámbitos de trabajo; hacer programas de tutorías, en los que las abogadas más experimentadas ayuden a otras que recién inician su carrera o que necesitan reconvertirse; generar grupos de análisis sobre las diferentes problemáticas y lograr conseguir espacios en diferentes ámbitos, sean académicos, privados o políticos para poderlos expresar y tener representación. Ayudarnos unas a otras también en el ámbito académico. Es necesario unirnos y crear cohesión, fomentar vocaciones y carreras profesionales tanto en el ámbito público como el privado. El coaching, la gestión y el liderazgo femenino son cuestiones fundamentales para desarrollar en este tipo de encuentros, ya que son vehículos para romper el techo de cristal.

En síntesis, tenemos que construir redes y ejercitar la sororidad, a la vez que también es necesario que nos sigamos atreviendo a romper las reglas y atraer nuevas generaciones. La hermandad es una de las claves. Esto no tiene que limitarse a nuestro país sino también tiene que ser con nuestras colegas de otros países, ya que las problemáticas de nuestra profesión, como hemos, visto son similares. Esas redes tanto a nivel nacional como internacional nos ayudarán a encontrar respuestas, a orientarnos, a fortalecer nuestros contactos y vínculos profesionales y a poder desarrollarnos profesionalmente incluso más allá de hasta donde nos imaginamos.

Gladys Stoppani

5 de julio de 2022


[1] FACIO, A, FRIES; L: “Feminismo, género y patriarcado”, 2005, disponible en http://www.derecho.uba.ar/publicaciones/rev_academia/revistas/06/feminismo-genero-y-patriarcado.pdf, consultado el 26/06/2022, p.280.

[2] PULEO, A. H.: “El patriarcado: ¿una organización social superada?”, 2005, disponible en https://www.mujeresenred.net/spip.php?article739, consultado el 25/06/2022

[3] En lo que hace al ámbito empresario en Argentina, menos del 20% de las posiciones de dirección de empresas son ocupadas por mujeres, lo que significó una baja del 3% respecto del 2018, de acuerdo con el análisis que realiza la consultora Grant Thornton. En el último informe «Women In Business», en el análisis de los avances de género en el ámbito laboral, la Argentina quedó en el puesto 32 de 35 (cfr. MEDIOS: “Techo de cristal: en Argentina, menos del 20% de las posiciones de dirección en las empresas las ocupa una mujer”, 3/01/2020, disponible en https://www.elsol.com.ar/techo-de-cristal-en-argentina-menos-del-20-de-las-posiciones-de-direccion-en-las-empresas-las-ocupa-una-mujer, consultado el 26/06/2022.)

[4] En lo que hace a la representación política en Argentina está vigente la Ley 27.412 de Paridad de Género en Ámbitos de Representación Política sancionada en 2017. Según datos oficiales del Ministerio del Interior de la Nación, las afiliadas mujeres a los partidos políticos en el país representan el 51,92% de las afiliaciones. Sin embargo, de acuerdo con un “…estudio exploratorio que hemos realizado desde el Observatorio Electoral de la Conferencia Permanente de Partidos Políticos de América Latina y el Caribe (Copppal) de las cartas orgánicas de partidos políticos nacionales de 30 partidos políticos analizados (sobre 41 existentes, pero sin contar información de 11), encontramos que sólo 3 establecen explícitamente principios equidad y de no discriminación por razones de género”. “Asimismo, un estudio realizado por la Asociación de Defensorías del Pueblo de la República (ADPRA) arroja que en el 2019 cuando se implementó la ley de paridad solo un 21% de las listas fueron encabezadas por una mujer” (cfr GANDULFO, Dolores: “El “techo de cristal” se rompe con poder real”, del 27/07/2021, disponible en https://www.clarin.com/opinion/techo-cristal-rompe-poder-real_0_Zi5qbDaMV.html, consultado el 26/06/2022).

[5] SECRETARIA DE GESTIÓN Y EMPLEO PÚBLICO DE LA NACIÓN: “Brecha de género en los cargos de gobierno. Argentina 2009-2020”, del 8/03/2021, disponible en https://www.argentina.gob.ar/sites/default/files/brecha-de-genero-8_de_marzo_2021_2.pdf, consultado el 25/06/2022, p. 4.

[6] Idem.

[7] FACIO, A, FRIES; L: “Feminismo, género y patriarcado”, op. cit., p.280.

[8] PULEO, A. H.: “El patriarcado: ¿una organización social superada?” op. cit.  En igual sentido vid. FACIO, A, FRIES; L: “Feminismo, género y patriarcado”, op. cit. p. 268-273.

[9] DIRECCIÓN GENERAL DE ACCESO A LA JUSTICIA; DIRECCIÓN GENERAL DE POLÍTICAS DE GÉNERO DE ARGENTINA: “Cuadernillo para reflexionar sobre la construcción de masculinidades”, 2020, disponible en https://www.mpf.gob.ar/direccion-general-de-politicas-de-genero/files/2020/11/Cuadernillo-para-reflexionar-sobre-la-construccio%CC%81n-de-las-masculinidades.pdf, consultado el 26/06/2022, p.27

[10] PULEO, A. H.: “El patriarcado: ¿una organización social superada?”, op. cit.

[11] Idem.

[12]STOLA, E.: “Qué es el machismo: estereotipos, patriarcado y mujeres colonizadas”, 7/03/2019, disponible en https://www.clarin.com/sociedad/machismo-estereotipos-patriarcado-mujeres-colonizadas_0_8573LjaM_.html, consultado el 26/06/2022.

[13] Idem.

[14] Idem

[15] PULEO, A. H.: “El patriarcado: ¿una organización social superada?”, op. cit.

[16] DIRECCIÓN GENERAL DE ACCESO A LA JUSTICIA; DIRECCIÓN GENERAL DE POLÍTICAS DE GÉNERO DE ARGENTINA: “Cuadernillo para reflexionar sobre la construcción de masculinidades”, op. cit. pp. 7, 9, 33.

[17] REALKIDDYS: Inspirando al futuro sin estereotipos, disponible en https://www.youtube.com/watch?v=pJvJo1mxVAE, consultado el 22/06/2022

[18] PARIS, M.: “El techo de cristal del sector legal en América Latina”, 3/09/2020, disponible en https://idealex.press/el-techo-de-cristal-del-sector-legal-en-america-latina/, consultado el 25/06/2022

[19] Idem.

[20] Idem

[21] Idem.

[22] Idem

[23] MINISTERIO PÚBLICO DE LA DEFENSA DE LA REPÚBLICA ARGENTINA: “Techo de cristal en la justicia: Diagnóstico y propuestas para políticas igualitarias», disponible en https://www.mpd.gov.ar/index.php/noticias-feed/5422-techo-de-cristal-en-la-justicia-diagnostico-y-propuestas-para-politicas-igualitarias-2, consultado el 25/06/2022.

[24] Idem.

[25] Idem.

[26] Idem.

[27] Idem.

[28] Idem.

[29] Idem.

[30] SECRETARIA DE GESTIÓN Y EMPLEO PÚBLICO DE LA NACIÓN: “Brecha de género en los cargos de gobierno. Argentina 2009-2020”, op. cit., pp.20-21

[31] Ibidem, p.22.

[32] Idem.

[33] Ibidem, p. 23.

[34] MARGARITELLI, B : Des femmes aux parcours inspirants aident à briser le plafond de verre dans le milieu, juridique, del 16/03/2022. Disponible en https://www.jss.fr/Des_femmes_aux_parcours_inspirants_aident_a_briser_le_plafond_de_verre_dans_le_milieu_juridique-2813.awp?AWPID98B8ED7F=325B8AED8F7C0DBFDA2744EA4A37F89098EA4FCB, consultado el 27/06/2022

[35] Idem

[35] Idem.

[36] Idem

[37] MARGARITELLI, B : Des femmes aux parcours inspirants aident à briser le plafond de verre dans le milieu, juridique, op. cit.

[38] Idem.

[39] MARGARITELLI, B : Des femmes aux parcours inspirants aident à briser le plafond de verre dans le milieu, juridique, op. cit.

[40] VALCÁRCEL, A.: La política de las mujeres, Ediciones Cátedra, 1997, citado por PULEO, A. H.: “El patriarcado: ¿una organización social superada?”, op. cit.

[41] ALBORCH, C: “Malas. Rivalidad y complicidad entre mujeres”, Aguilar, 2002, citado por PULEO, A. H.: “El patriarcado: ¿una organización social superada?”, op. cit.

[42] ALBORCH, C.: “Malas. Rivalidad y complicidad entre mujeres”. Conferencia realizada en la Fundación Grupo Correo, disponible en http://servicios.elcorreo.com/auladecultura/alborch1.html, consultado el 27/06/2022.

 


*Gladys Stoppani.

Abogada (UCA). Especialista en Derecho Tributario y Magíster en Derecho Administrativo por la Universidad Austral. Realizó la Especialización en Derecho Aduanero (IEFPA), la Maestría en Ciberdefensa y Ciberseguridad (UBA-tesis en elaboración) y el programa en derecho e IA (UBA). Es Argentinian chapter leader de WOCSA-Worldwide Open Cyber Security Association. Miembro del CEFCYS-Cercle des Femmes de la CyberSécurité y de la FnTC (Fédération des Tiers de Confiance du Numérique).

Ex asesora de la Dirección Nacional de Impuestos del Ministerio de Economía de Argentina y de la UIF (Unidad de Información Financiera de Argentina). Fue asesora por 8 años en el Senado de la Nación Argentina. Actualmente, ejerce la actividad profesional en forma independiente brindando asesoramiento tanto a clientes de su país como del exterior.

Docente universitaria y expositora. Invitada en 2019 como conferencista en l´École de Droit de la Sorbonne. Autora de artículos de sus especialidades y del libro “Aspectos constitucionales y económicos de los derechos aduaneros a la exportación desde la óptica del derecho administrativo”, Colección Thesis, RAP, 2011.

-LinkedIn: www.linkedin.com/in/gladys-stoppani-035b5746

-Mail: g_stoppani@yahoo.com

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